Esa expresión de ‘vivir como un ministro’ referida a la posición acomodada que se le presupone seguro que en Corea del Norte no se usa. Primero, porque los ciudadanos tendrán que medir mucho sus palabras, por la cuenta que les trae, y después, porque allí el cargo igual no es precisamente un regalo. Kim Jong-un ha ejecutado a un ministro de Educación porque su departamento no organizó suficientes videollamadas como parte de su gestión y porque algunos miembros se quejaron de la carga de trabajo. Su sucesor ya se ha debido de instalar Skype, Zoom y FaceTime, por si acaso.