La batalla por Madrid está librando sus primeros compases. Ni siquiera se ha iniciado la campaña y los candidatos ya empiezan a asomar la patita. El aspirante del PSOE nos cuenta que no le gusta Iglesias y que no piensa subir los impuestos. Hay que recordarle a Gabilondo que apenas hace unos meses presentó en la Asamblea un proyecto para hacerlo y nada menos que en 3.600 millones de euros. También hay que decirle que no es creíble que si del resultado de las elecciones se deriva que necesita a Iglesias pactará con él como lo hizo Sánchez.
Por supuesto que no se puede creer a Gabilondo. Madrid, además de ser un lugar de libertad, donde se puede elegir colegio y médico, es un foco de atracción de inversión, que ha hecho de la comunidad la de mayor crecimiento de España. El último y más revelador dato es el alza del PIB de la región durante el último trimestre del fatídico 2020. La economía de Madrid creció un 4% mientras que el PIB nacional lo hizo un 0,4%. A pesar de la pandemia y de las restricciones de aforo y movimientos, las decisiones del Gobierno madrileño lograron frenar el desastre económico. Ahora, el Gobierno de España ha prometido ayudas directas, pero no para todos los sectores y, según declaraciones de la propia ministra de Hacienda, el dinero no estará en las cuentas corrientes de empresas y autónomos hasta el verano. Mientras, el Gobierno de Ayuso va a aprobar ayudas para los sectores que no recoge el decreto del Gobierno de España.
Otra razón importante para no creer a Gabilondo son las declaraciones de Ábalos minutos después de que el candidato socialista asegurara “con Iglesias, no”. El ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE mandó el recado de que en el Gobierno están encantados de su alianza con Podemos y que en este tiempo de gobierno de coalición todo ha ido como la seda. A buen entendedor pocas palabras bastan. Si la izquierda necesita a Iglesias en Madrid, será. Y eso traerá no sólo subidas de impuestos sino poner patas arriba la seña de identidad de Madrid, su compromiso con la libertad personal y económica que tan buenos resultados ha dado. En todo caso, la lucha por la Comunidad de Madrid acaba de empezar y la incertidumbre sobre un posible cambio en los planes económicos o la seguridad jurídica de la que ahora se disfruta pasará una factura de la que ahora no sabemos de cuánto será.