Se lo dijo al Rey y lo repitió ante la tele: no estoy dispuesto a hacer nada hasta el primero de octubre…·
Después ¿ya “parao”?, añadió “que me dejen gobernar que después vendrá la política”. Ah, recontra. Y nosotros que siempre pensamos que gobernar era cosa de la política, de los políticos. Ahora tenemos el cuadro completo: quieto, sin política alguna, es la divisa de la gaviota convertida, ora en gavilán, ora en paloma. Y así llega Gürtel, Púnica, Lezo y un etcétera, que tiene loca a la señora de la justicia y la balanza.
Así qu, hasta que empiece octubre, barra libre: se aparca el asunto del turismo-basura; se deja de mano el problemón de Aena y se espera que –ya lo dijo el otro – caiga Cataluña como fruta madura…Unas cifras sobre la seguridad privada: 000 millones de beneficios para las empresas y sueldos mileuristas para los empleados. Rajoy cumpla a la Generalitat; el Govern a Madrid y los independentistas se frotan las manos.
Otro dato: EULEN, que en los setena facturaba menos de mil millones, ahora el grupo – su logotipo es un búho – sobrepasa los nueve mil millones gracias a sus contratos con las administraciones públicas: lo del Prats hasta la vigilancia privada de la frontera en Melilla. Paso a paso y con muleta oficial…
Él, nuestro gran líder, se queda quieto. Es la respuesta a otra declaración que hizo para explicar su lumbago: “fruto de algunos excesos”. ¡Lástima! Nos quedamos sin su airoso bracear y sin la posibilidad de que siguiera andando, andando, andando, hasta China o hasta la Conchinchina. Pero no, tal como lo pinta Peridis, prefiere mejor quedarse junto a la columna con el puro y Marca.
Y si hiciéramos todos lo mismo? Bracear, no que cansa. Quedarnos quietos. Parados: ni chollo, ni tele, ni sexo, ni fútbol, ni Congreso ni Senado. Ni urgencias médicas ni servicio de buses. Ni Montoro ni la ministra del desempleo y las cien mil vírgenes. Nada. Como Mariano.
Así hasta el dos de octubre que el día uno ya se reincorpora el “presi” para hacer política. Seguramente, durante este tiempo de no-Mariano, las encuestas no le colocarían en e último puesto de la preferencia de los españoles a la hora de juzgar a los políticos y, seguramente, de ahora en adelante habrá que variar su puesto en dichas “enquisas” pues él, Rajoy, no se dedica a la política, pero –sálvanos Señor!– amenaza con volver a presentarse….