Que no y que no

El sainete en el que se ha convertido la política catalana sigue adelante. A medida que las hojas del calendario van pasando, el margen de maniobra se reduce. Y si nada cambia de forma significativa todo hace indicar que finalmente las elecciones autonómicas tendrán que repetirse. Desde la CUP han vuelto a negar su apoyo a Artur Mas. El nuevo, y ahora parece que ya por fin definitivo, no del partido asambleario deja la pelota en el tejado de Junts Pel Sí. La CUP ha dejado claro que su apoyo pasa única y exclusivamente por un cambio de candidato. Pero desde JxS no parece que vayan a aceptar el reto.
Tras los resultados de septiembre, y con la llave en la mano de la Generalitat, muchas han sido las presiones que han tenido que soportar desde la CUP. Un proceso que ha supuesto un gran desgaste para la formación. Aunque el mensaje oficial es que el partido no se romperá, lo cierto es que la división en dos grandes bloques es más que evidente. Al final han decidido mantenerse fieles a sus principios, a lo prometido en campaña, sabiendo que cualquier decisión que tomasen iba a ser criticada.
Desde el otro lado tampoco se ha sabido tener cintura. Artur Mas aseguraba que él nunca sería un obstáculo para la independencia y desde la formación insistían en que no era una cuestión de personas. Pero al final todo se quedó en un gesto a la galería y sobre el tapete el único nombre era el de Mas. A pesar de que desde la CUP se insistía una y otra vez en que por ahí no estaban dispuestos a pasar. Oriol Junquera, Raül Romeva o incluso Neus Montaner habrían conseguido el sí de la formación asamblearia.
El caso es que entre la cabezonería de unos y otros, la ciudadanía catalán asiste a un escenario en el que, si nada cambia, se volverán a tener que celebrar elecciones. Se repetirán comicios pero con un nuevo baile de siglas. JxS dejaría paso otra vez a CDC y ERC que se presentarían por separado. Por otro lado, desde la CUP dejan abierta la posibilidad a un pacto con Podemos, de la mano de Ada Colau, que tras los buenos resultados cosechados en las últimas elecciones generales podrían dar un vuelco a la situación. Sea como fuere, todo esto no son más que cábalas. Nada asegura que unas nuevas elecciones vayan a cambiar mucho el juego de tronos en que se ha convertido el Parlament y ofrecer estabilidad. Tiempo al tiempo.
 

Que no y que no

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