Categorías y anécdotas

la cuestión catalana versus española preocupa a los ciudadanos pacíficos que no la comprenden. ¿Cómo es posible haber llegado a esta locura cuando todo se desarrollaba meridianamente en el Condado? ¿Anarquismo soterrado? ¿Incumplimiento de la venganza al estar su censo lleno de víctimas asesinadas por el bando republicano? ¿Y, después de 1939, su burguesía –la pela es la pela– que marchó viento en popa gracias a los beneficios concedidos por la dictadura primero y la democracia más tarde?
Habría que ahondar en los conceptos de categoría y de anécdota. En lo español como forma de ser. Estructuración que justifique el pensamiento y la acción. Característica racial. Amar a un país que no acaba de aceptarse porque se quiere perfecto, sin injusticias ni torpezas que puedan desfigurarlo.
Lo malo es la rabia y el odio sembrados. También la nostalgia de ilusiones que se deshicieron entre los dedos. Empero se asiste al milagro del estado de bienestar y fuerzas equilibradas. Para explicarlo es necesario bucear en la economía familiar. Esa poderosa clase media dueña de su domicilio y pagando un IBI que ha venido de perlas a los municipios para recaudar impuestos. Discreción y reconocer los antagonismos vecinales, pese a los antisistema casposos que irrumpen a paso de marcha.
Creíamos superados los fracasos. Los lavados de cerebros. Los conservadurismos fatales, regresivos y contrarrevolucionarios como si fuera posible caminar contra la Historia. Al fin y al cabo la revolución francesa supone implantar una sociedad que deje de oprimir al individuo; la marxista, que el individuo sea pieza de la sociedad y finalmente, otra más ideal, que la sociedad preste servicio al hombre, a cada hombre. No pretendemos enseñar nada. Únicamente reflexionar sin prejuzgar. Quien esté exento de culpa lance la piedra el primero. El hombre es una peonza que gira sin detenerse nunca.

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