La salud es el estado en el que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones, mientras sanidad es el conjunto de servicios gubernamentales que preservan la salud de ciudadano. Para la primera, tenemos a la segunda o eso creemos a la hora de pagar impuestos. Si falla la salud buscamos remedio y en eso están los ciudadanos cuando se echan a la calle: protestar por que no te dan lo que te deben.
¿Ejemplos? Más que ejemplos pruebas, como las fotografías que muestran a los pacientes por los pasillos; las mentiras sobre las listas de espera que encubren con una artificiosa contabilidad que se desmontan cuando te dicen que para el alergólogo la cita es para un año. Por eso los propios sanitarios acudieron a los tribunales. Por eso miles de ciudadanos pidieron explicaciones a lo largo de toda la geografía nacional, pues, y que no le cuenten cuentos, las cuentas están claras: cuatro mil ochocientos millones es la cifra del recorte del Gobierno en la anterior legislatura. Y uno de los soldados más fieles en seguir esa orden fue nuestro gran héroe Feij009, que además presumió de hacer bien las cuentas y no endeudarse en favor de sus conciudadanos. El mismo que ahora clama con la política del dúo Rajoy-Montoro, de dar más cuartos a los que más se empeñaron.
Y ahora, con lo que se le viene encima, desde la Xunta inician una campaña publicitando sus proyectos de futuro que son la mejor prueba de las necesidades del presente fruto de las acciones del pasado inmediato: privatizaciones encubiertas, precariedad para los profesionales y enormes listas de espera. Se debe añadir el aumento de precio en los fármacos y la desaparición de las listas de muchos de los más comunes.
Hay un peligroso virus en la sanidad, denunciaba el pasado sábado Xosé Castro Ratón en este mismo periódico. Y como prueba daba cuenta del proyecto de modificación de la Lei Galega de Saude, de 2008, que fue presentado a escondidas, jugando al despiste en pleno período de vacaciones, y que trata de la eliminación de varias áreas sanitarias y que vienen a cargarse una serie de recursos humanos y tecnológicos. Como bien decía Xosé Castro se trata del modelo preferido por el PP: aligeramos la sanidad pública y engordamos la privada derivando a los centros concertados pacientes y operaciones y asistimos el tránsito de profesionales por lo que se conocen como puertas giratorias…
Epitafio: esta sanidad nos mata la salud.