TEJADOS

¿Cómo rematan los edificios coruñeses? Las tejas de nuestras famosas Casas de Paredes amenazan desplomarse sobre la calle. El tiempo no perdona y vuelve cascotes las cosas mejor elaboradas. Por eso los bomberos acudieron a La Marina para comprobar in situ el deterioro de las tejas que cubren la superficie total del tejado. Al departamento de Ruinas corresponderá ahora decidir sobre el informe que le ha sido remitido por la Concejalía de Urbanismo. ¿Cuántos inmuebles se encontrarán en estado similar? Antiguos y nuevos. Viejos y recientes. La pátina del tiempo besa con labios amarillentos esta vida desarrollada bajo tal techumbre.

Claridad mañanera y misterio nocturno. Chimeneas, altillos y áticos perfilan una filosofía urbana que roza el cielo entre terrazas, antenas de televisión, tendales de ropa y jorobas de ascensores disparadas a las nubes. Serían gran maravilla levantar los tejados coruñeses y ver los interiores hogareños y las vidas que los animan. Techos de cristal para husmear existencias ajenas. Comprobar sus gratos sabores y tragos amargos. Chismorrear del vecino. Escarbar como hurones en sus madrigueras cerradas a cal y canto sin correveidiles de revistas de corazón.

No estamos en el siglo XVII con Vélez de Guevara alzando los tejados madrileños para averiguar sus secretos. Sin embargo aquí festejamos la presencia rediviva del diablo cojuelo, legendario personaje desprovisto de ropaje maligno para convertirse en el más travieso espíritu infernal. Dante encerrando la Edad Media en su comedia divina.

Sartre diciéndonos que el infierno son los otros y que el hombre –esa es su tragedia– está condenado a la libertad, la desesperación y la angustia. Así viven nuestros convecinos. Bajo tejados de soledad agarrándose a la nada para ser felices…

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