La clase magistral del todopoderoso Caballero

 

DEL todopoderoso Caballero, don Abel, se podrá decir lo que sea, pero jamás que reniegue de su condición de hijo adoptivo de A Coruña. Utiliza su ciudad como conejillo para ensayar lo que se puede hacer con el alumbrado navideño y evaluar si doce meses después esas mismas luces engalanan los Cantones. Por aquí se contrata a la misma luminosa empresa, pero el Concello se gasta mucho menos y parece que hay que celebrar las fiestas a las apalpadas. Tan deslumbrados están los vigueses, que el alcalde cerrará el tráfico las calles del centro durante los fines de semana para que sus súbditos puedan admirar la luz sin entorpecer el tráfico. Eso sí que pone a cien los jugos gástricos de los mareantes, que sueñan con expulsar a los coches del centro y no saben cómo hacerlo. Pues gastándose la pasta en iluminación navideñas, está claro.

 

La clase magistral del todopoderoso Caballero

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