Hay quien asegura que las ayudas tecnológicas nos están convirtiendo en un poco más inútiles. El culmen de esta especie de atrofia funcional llegará con los coches autónomos, esos que prometen llevarnos sanos y salvos a nuestro destino mientras nos dedicamos a subir fotos a nuestra red social favorita. Y como mejor muestra de esa inutilidad está la de los conductores que una y otra vez se quedan atorados en el túnel coruñés de María Pita. De nada sirven los cientos de señales que el Ayuntamiento ha instalado para advertir de la poca altura del tramo subterráneo. Uno tras otro, los chóferes caen en la trampa, eso sí, guiados por su GPS. Tanto es así que el consistorio, harto de tanto despiste, ha solicitado a las principales empresas de guía por satélite que introduzcan una advertencia y señalen el gálibo del túnel. Por supuesto, por ahora no han obtenido respuesta de estas multinacionales, más ocupadas de ganar dinero que de garantizar la seguridad de sus usuarios.