FALSAS EXPECTATIVAS

Ríos de tinta sobre la cita de los líderes de Podemos y PSOE. Hablar por hablar. Creo que son infundadas las esperanzas de que la reunión de Pedro Sánchez y Pablo Manuel Iglesias alumbre un camino hacia la gobernabilidad. La política y la aritmética lo bloquean por la banda izquierda del espectro parlamentario. No hay margen para formar un gobierno “a la valenciana”, como suele decir Iglesias. Ni “a la “portuguesa”, como soñaba Sánchez, cuando decía que la militancia socialista no entendería la falta de diálogo con Podemos.
Todo eso ha perdido fuelle desde que Sánchez eligió a Rivera como socio preferente. Desde el centro, por el cambio, el mismo lenguaje generacional y un enemigo común (el PP). Pero lo hizo sólo después de descubrir la cara de Podemos y toparse con las barreras de Iglesias en el intento de forjar un alineamiento PSOE-Podemos. Entonces Sánchez empezó a emitir señales de desistimiento. La más significativa fue el nombramiento de un equipo negociador incompatible con las tesis de Podemos. Y un discurso persistente en el aviso de que no sería presidente a cualquier precio, mientras asumía los topes del Comité Federal.
Nada de eso ha cambiado por el hecho de que Sánchez acepte la entrevista con Iglesias. Tendrían que juntarse los dos vectores capaces de vencer a la matemática y a la política. Uno, que en un Podemos ahora en crisis y desestructurado se impusiera el criterio unánime de que mejor Sánchez que Rajoy. Decir que Podemos controla a sus franquicias regionales es mucho decir. Y dos, que en entre las fuerzas separatistas de catalanes y vascos se impusiera el criterio unánime de que mejor Gobierno del PSOE que continuismo del PP. Esa doble unanimidad en Podemos y en el nacionalismo no se consigue a golpe de corneta. Y si se consiguiera, el Comité Federal del PSOE nunca pagaría el precio.
Pero hay más razones. La principal es saber que Podemos quiere liquidar al PSOE. Además, aunque comparten objetivos sociales, están alejados en cuanto al compromiso con el orden constitucional. Una alianza matemáticamente inestable y políticamente tóxica. Al menos si nos atentemos a estas palabras de Sánchez rescatadas de la hemeroteca: “Iglesias ha convertido la mentira en su forma de hacer política”, “pactar con el populismo es como pactar con la Venezuela de Chávez, cuya consecuencia es la pobreza y las cartillas de racionamiento”, o “con el populismo no vamos a pactar ahora ni después ni nunca”.

FALSAS EXPECTATIVAS

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