el Deportivo de La Coruña alcanzó las cimas de la gloria hace años y obsequió a su afición con la exquisitez futbolística mientras animaba la vida social y económica de la ciudad. Ahora acaba de descender al infierno de la Segunda B y sume a esta urbe, siempre vitalista y alegre, en una profunda depresión deportiva.
Los “diestros y aventajados atletas” de la plantilla blanquiazul “degeneraron” en una suma improductiva de jugadores de aquí y de allá. A ese grupo de futbolistas, apáticos y nada comprometidos con el club, hay que añadir los muchos errores cometidos por los dirigentes en la dirección de la sociedad y por los técnicos en la conducción del equipo y tantos desatinos explican que el Dépor sea hoy un equipo devaluado que está donde está por méritos propios.
Pero esta realidad no impide condenar el procedimiento de la Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP) que preside Javier Tebas y del Fuenlabrada. Según el juez instructor del expediente abierto por la Federación Española de Fútbol (FEF), ambos ocultaron de forma deliberada los positivos del Covid-19 y el equipo madrileño viajó a La Coruña con varios contagiados quebrantando todos los protocolos. La vulneración de las reglas de la última jornada desencadenó una “adulteración sin precedentes” de la competición, dice el mismo juez instructor.
No sé cómo acabará el conflicto que libra el Dépor en los comités deportivos. Lo que sí sabe el equipo coruñés es que en esta lucha está solo, sin el apoyo de las fuerzas vivas de su ciudad –salvo la alcaldesa que tuvo una actuación modélica–, ni de los dos equipos gallegos, Celta y Lugo, alineados con el establishment.
Fue contundente el presidente del Lugo defendiendo al Fuenlabrada -“no incumplió el protocolo de la Liga”- y elogiando “la gran labor realizada por Javier Tebas”. Hasta apeló a la ironía para hurgar en la herida del equipo coruñés haciendo leña del árbol caído. Estuvo más comedido el presidente del Celta, aunque también elogió la labor de Tebas al frente de la LNFP y no ve trato injusto al Dépor.
Allá ellos. Al margen de que el dictamen del juez instructor de la FEF explica con detalle la gestión de Tebas y los incumplimientos del Fuenlabrada, procede recordar al gran Alfredo Di Stéfano que solía decir “entre bomberos no se pisa la manguera”. La solidaridad deportiva parte del principio hoy por ti, mañana por mi. También entre los equipos gallegos.
Dicho todo esto, en la vida de las sociedades un año es un tiempo insignificante. El Dépor comienza una nueva etapa, debe aprender de errores pasados, planificar el futuro para recuperar el crédito y la categoría y para volver a ilusionar a la afición de su ciudad y de Galicia.