Pues de esto que estaba yo el otro día ante un plato de marraxo, que por cierto no sé si lo saben pero “se va a acabar”. Eso dicen. Y salió en conversación un tema muy interesante que además a mí me dio mucho nostalgia. De lo que hablábamos era de la desaparición de los cines. Cines como salas pequeñas, las de toda la vida, vaya. Ya sé que en Ferrol nos quedan los Dúplex y la verdad, desde aquí todo mi apoyo y agradecimiento a quienes lo regentan, porque nos acercan siempre un poco de cine independiente, ciclos de directores o versiones originales, además de alguna que otra película en cartelera actual. Es decir, que los que nos aportan es un granito de cultura e intimidad, en vez de sólo sagas de superproducciones con efectos especiales, Dolby Surround y mucho de lucecitas y ruido. Ojo, que yo también he visto vengadores, ¿vale? Marvel por siempre, claro que sí. Pero es que en el fondo, ambas cosas son compatibles.
Dije yo entonces que lo mismo que se oferta en quince salas de un único macro cine, podría repartirse entre varias salas más pequeñas dispersas por la cuidad adelante. Con lo bonito que era mirar la cartelera en el periódico hasta encontrar dónde proyectaban lo que querías ir a ver ese fin de semana. Menudos paseos, me acuerdo yo, cuando era chavalita e iba con mis amigas de ruta: los Galicia, los Goya, el Azul... lo que tocase. ¿Y ahora qué nos queda: Multicines Odeón? Venga, por favor... qué triste pena.
Además, que yo no comprendo del todo cómo hemos llegado a esta situación. Y yo les juro que tonta no soy. Tampoco una visionaria de los negocios y los números. Pero cortita, de verdad que no. Y no le veo fugas al plan de tener varias salas que se repartan las películas. Incluso aunque alguna que tuviese tirón se compartiese en más de un cine y que luego ya cada uno eligiese a cuál ir. Si no se debe al marketing y a la globalización, o sea, a que somos unos verdaderos papanatas, no lo entiendo.
Seguimos devaluando a uno de los pilares históricos que en cuanto a modernidad nos trajo el S. XX, nada menos que un nuevo arte, el séptimo, con todos los honores. Por favor, tomemos ejemplo de Alberti cuando decía: “Respetadme, yo nací con el cine”.
Pero nada, esto es lo que hay... Ahora en vez de tres cines, en su lugar tenemos: un local ruinoso, una cafetería y un supermercado. Justo cosas que escasean en Ferrol. Claro que sí, señores, claro que sí.