está claro que si el campo gallego se está despoblando es por culpa y la desidia de nuestros responsables políticos, que no son capaces de echarle un poquito de imaginación. Hace poco se supo que en Valencia hay alguien que se está haciendo de oro a cuenta de que los yupies (no sé si a estas alturas se puede seguir utilizando semejante calificativo o hay que recurrir al de millenials) pagan una pasta por apadrinar un naranjo. Les cuidan el arbol, se lo miman y, cuando da frutos, reciben en su casa en una bonita caja las naranjas y pueden presumir con los amigos de cosechas. Ahora han ido un poquito más allá y el dinero lo pagan esos mismos individuos por pasear junto a un rebaño de cabras. Así se anuncia por internet la empresa que promete emociones fuertes como evitar las caquitas de los animales y volver a la ciudad con auténtico olor a campo. Cuesta imaginar lo que estarían dispuestos a desembolsar por pasear junto a una marela y pasar un día entero evitandos las bostas...