La convulsa carrera diplomática


¡CÓMO está la carrera diplomática! Si te llamas Gustavo de Arístegui y eres embajador en India, pero te pluriempleas como comisionista, te caza la Policía y te quedaste sin futuro. Si te llamas Alejandro Cao de Benós de Les y Pérez, naciste en Girona y pese a un nombre tan sonoro te has quedado en embajador amateur de Corea del Norte, la que te caza es la Guardia Civil cuando estás metido en una operación de tráfico de armas. Si te llamas Xulio Ferreiro, te alcuman el Varoufakis de A Gaiteira, te autotitulas embaixador das mareas y quienes te cazan son tus compañeros, incluso alguno al que le pagas, porque lo has contratado como asesor y proclama a través de Facebook su “pública discrepancia” con su empleador por pirarse a Madrid a cerrar la campaña con Pablo “Viva la Gente” Iglesias, en vez de asistir al peche enxebre en Santiago y califica esa decisión como “un error político, además de innecesario” es que tu misión diplomática constituye un auténtico dislate. Pero aun así, “a Madrid me voy, ligerito caminando, porque ni niña Carmena junto a Cibeles me está esperando...”. Pues nada, buen viaje.

La convulsa carrera diplomática

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