La controvertida decisión de Ciudadanos de no pactar con el PSOE tras las elecciones generales se tomó tras analizar encuestas sobre el electorado indeciso entre Vox, el PP y Ciudadanos. Fue objeto de debate interno, ya que en el equipo de Albert Rivera todavía quedan personas que no toman decisiones políticas solo con encuestas, pero se impuso el audaz criterio del presidente de Ciudadanos, cuyos cambios de opinión rivalizan con los de Pedro Sánchez, de ahí que haya que tomar con cautela lo que dicen uno y otro.
Después de todo, Rivera y Sánchez siguen siendo los dos únicos líderes que han firmado un pacto de gobierno, que no de legislatura. Los mismos que ahora dicen que no se entienden, hasta el punto de que Rivera establece un cordón sanitario frente a Sánchez.
Dicho todo eso, ya veremos qué pasa si hay margen para que puedan pactar, ya que de no haberlo poco hay que analizar. Pero si el PSOE y Ciudadanos suman para gobernar y no hay suma posible entre Ciudadanos, Vox y el PP, será interesante saber si Rivera hará nuevas encuestas o consultará simplemente al Ibex 35. Porque la alternativa del PSOE, sin Ciudadanos, sería pactar con Podemos y los partidos independentistas y nacionalistas. ¿Y será eso lo que mande hacer el Ibex 35?
Rivera, del mismo modo que Sánchez y Pablo Iglesias –y no digamos Pablo Casado– son políticos con poco poso. Son líderes que van corriendo a todas partes sin que se sepa muy bien hacia dónde van. Es evidente que van a madurar, pero es una lástima que no tuviesen la oportunidad de ser números dos de líderes más sensatos antes de hacerse con el mando en plaza. España tuvo la suerte de contar con otro tipo de líderes –Adolfo Suárez, Felipe González, Santiago Carrillo y Manuel Fraga, por ejemplo– que no engañaban a nadie ni tomaban decisiones solo con encuestas. Y a España no le fue tan mal.
Hoy España tiene políticos sujetos a los vaivenes de las encuestas y las redes sociales, no menos dependientes que los anteriores de los poderes fácticos, pero que carecen de estrategia política. No ya a medio plazo, sino incluso a corto. El ejemplo más claro es que el país está abocado a un ajuste inminente de al menos 10.000 millones de euros –producto de haber subido las pensiones y los sueldos de los funcionarios sin ninguna contrapartida en los ingresos– y ninguno de ellos habla del asunto. Como si eso fuese una tontería y se arreglase con banderitas y corazones. Es todo muy infantil, adolescente en el mejor de los casos.
Ni siquiera la mujer que no llegó a tiempo a la reciente concentración de Vox, el PP y Ciudadanos ha logrado zafarse del error estratégico de Rivera. Inés Arrimadas, cuya presencia en las listas establece una competición directa entre Ciudadanos y el PSOE, pudo haberse reservado el protagonismo del plan B pero ha picado en el anzuelo de su líder. La misma mujer que el 20 marzo de 2016 –políticamente ayer– abogaba por trasladar al Parlamento de Cataluña el pacto alcanzado entre el PSOE y Ciudadanos a nivel estatal dice ahora –menos de tres años después– que no pactarán con Pedro Sánchez “nunca más”, ya que “él es parte del problema, no de la solución”. ¿Nunca más? ¿Realmente es creíble que el PSOE y Ciudadanos no solo no van a pactar tras las generales, sino “nunca más”? ¿Pero qué broma es ésta, como diría el maestro Miguel Ángel Aguilar?