El varapalo del Partido Popular en las pasadas elecciones generales lo es todavía más si se mira desde la perspectiva del Senado. En la Cámara Alta, los populares han pasado de tener mayoría absoluta a quedar diluidos en una sopa de siglas con la entrada masiva de nacionalistas, secesionistas y hasta proetarras. El gran vencedor es el PSOE, que dispone de una amplia mayoría absoluta que le permite afrontar la acción de Gobierno sabiendo que en esa cámara de segunda lectura, ahora, ya no le van a hacer la puñeta. Sin embargo, tal vez haya llegado el momento de hacer cumplir la Constitución y convertir al Senado en una auténtica cámara de representación autonómica. De las ganas que tenga Sánchez de hacerlo dependerá que se afronte o no.