UNa navaja de Taramundi resolvió conflictos en Galicia desde hai anos e anos. Puede llegar a ser un arma tan letal como un fouciño o un sacho en un conflicto de lindes, que siempre acaba igual: con una mujer que adquiere repentinamente la condición de perceptora de la pensión de viudedad. La cosa no llegó tan lejos en el centro de día Maruja Mallo, de Lugo, pero poco faltó. Un hombre de 82 años y otro de 72 se liaron a navajazos en el cuarto de baño por sus diferencias en el dominó. Cuanto más civilizados eran Fraga y Fidel, que también jugaban a esas edades.