El lamentable debú de Tone como voceiro


ALEXANDRA Fernández, la bipolar –mareante en Galicia y podemita en Madrid– exportavoz de En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué, en el Congreso, aún tenía un mérito para ocupar ese puesto: su amistad con la hija de Méndez Ferrín, santón del nacionalismo de la nazón de Breogán. En cambio, Tone Gómez-Reino, el pijo coruñés que para intentar ocultar sus orígenes firmó a favor de la liberación del sanguinario De Juana Chaos, tiene como único mérito para actuar como voceiro el reparto de cuotas de protagonismo por el que se rige la formación. Su debú es la prueba irrefutable, pues pidió explicaciones al ministro de Asuntos Exteriores por la concesión de un premio a Pérez Reverte. ¡Asunto trascendental para Galicia! Ni uno solo de los muchos problemas de la comunidad autónoma tiene importancia en comparación con las razones del galardón. Los gallegos, al fin, pueden dormir tranquilos, no porque los motivos hayan salido a la luz, sino porque ya saben que Tone no vale tampoco como político.

El lamentable debú de Tone como voceiro

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