Meridiana y Vallvidriera

De la mano de su nuevo presidente, Fernando Sánchez Costa, reaparece Societat Civil Catalana (SCC), que es la crida del constitucionalismo en Cataluña, con la convocatoria de una manifestación en el acceso a los túneles de Vallvidriera a media tarde de cada viernes. A partir de ahora, mientras los “indepes” sigan haciendo lo mismo en la Meridiana.

Se trata de cortar parcialmente el tráfico y solo durante media hora en esta parte de Barcelona, por acuerdo previo con la policía municipal. Acción “espejo”, la llaman los convocantes, en referencia los ya habituales cortes en la avenida Meridiana por parte de “los otros”.

Pero las diferencias son notables a la hora de calcular los efectos colaterales sobre el derecho a la movilidad de los demás. Para empezar, la réplica llega muy tarde, cuando ya se ha instalado la idea de que los tórridos seguidores del “apretéu” juegan con ventaja ante la Generalitat, cuyo presidente celebra el vandalismo de sus falanges urbanitas a mayor gloria de esa república que “no existe, imbécil”, como dijo aquel mosso resistente a las consignas de sus jefes políticos.

A la Consejería de Interior le corresponde decidir si una manifestación comunicada altera o no el orden público o supone un riesgo para la integridad física de las personas. De hecho y de derecho nada tuvo que decir cuando comenzaron los cortes de la Meridiana a raíz de la sentencia por el “judici”. Ni siquiera se comunicaban previamente cuando empezaron a producirse a mediados de octubre.

Ese trámite legal se empezó a cumplir casi dos meses más tarde (el 7 de diciembre, por ser precisos). Sin embargo, los cortes de Vallvidriera, iniciados este viernes por llamamiento de SCC, nacen con la voluntad de suspenderlos cuando también se paren los de la Meridiana. La comunicación de esta protesta colectiva de nuevo cuño ha sido comunicada en tiempo y forma. Y aunque la idea inicial era cortar totalmente la circulación, los convocantes han asumido las recomendaciones de la Consejería de Interior, para compatibilizar el derecho a manifestarse con la libertad de circulación de los ciudadanos. Así que se dejan libres las calzadas laterales se limita el corte a solo media hora.

Deberíamos darlo por bueno si sirviera para marcar distancias con quienes desbordan la legalidad y desprecian el derecho de los barceloneses a moverse libremente. Pero me temo que solo valdrá como dosis de recuerdo respecto a la incomparecencia del Estado y la indolencia de las fuerzas comprometidas con la legalidad vigente, mientras el independentismo gobernante hace de su capa y sayo, confisca las libertades ajenas y amarga la vida de quienes no marcan el paso detrás de la “estelada”.

Meridiana y Vallvidriera

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