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Celebramos, como no podía ser de otra manera, la llegada de una mujer a la dirección de Navantia.
Si bien Susana Sarriá carece de experiencia en el ámbito de la construcción naval, sus primeros pasos al frente del astillero público han sido por igual prudentes y decididos. Nos referimos a su compromiso por mantener la estrategia organizativa de la empresa  trazada por su predecesor, esto es, trabajar por la firma de un nuevo convenio colectivo y continuar con la elaboración de un Plan Estratégico que garantice el futuro de la firma, todo ello con un claro fin; reforzar la eficiencia y sostenibilidad del astillero. 
Sarriá además ha visitado los centros productivos, que sin duda la han ayudado a conocer el pulso industrial de cada uno de ellos. En dichas visitas se ha reunido “con todo el mundo”, y ha escuchado con especial interés a los comités de empresa, pues como ella misma ha manifestado (y no podemos estar más de acuerdo) el principal activo de la compañía es su capital humano.  
Su estrategia comercial se ha orientado a presentar una oferta para la construcción de fragatas para Canadá y respecto a la demanda interna, asegura que antes de finalizar el año se dará por el Gobierno la orden de ejecución para la construcción de las fragatas de la serie F-110 para la Armada, que está previsto se realicen íntegramente en Ferrol.
Además tienen sobre la mesa la construcción de un séptimo BAM y un buque para el transporte de tropas para el Ejército.
También se está sopesando retomar la construcción civil, con la posible construcción de más petroleros, pero la revisión de la sentencia europea que avaló las bonificaciones fiscales españolas a las inversiones en astilleros (tax lease), lo desaconsejan.
Como vemos la actividad de la nueva presidenta en el poco más de un mes que lleva en el cargo ha sido frenética y, en nuestra opinión todo lo que ha hecho hasta ahora ha sido muy inteligente.
Ojalá, y lo deseamos fervientemente, que doña Susana sea la cabeza visible de una Navantia venturosa y, si le puede ser de ánimo el ejemplo, no está de más recordar que tres de los mejores ministros que ha tenido durante toda su historia nuestra Marina (José Patiño, Zenón de Somodevilla y Mariano Roca de Togores) eran ajenos por completo a ella, lo que no fue óbice para que bajo su dirección alcanzaran sus momentos de mayor gloria.
Bienvenida, presidenta y enhorabuena por su transición ordenada.
 

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