Tomar las aguas fue siempre una actividad con mucho predicamento entre la aristocracia, que se reunía en los balnearios gallegos para curar sus males mediante la hidroterapia y disfrutar al mismo tiempo de una gastronomía de primera. Con la democratización de las costumbres, la moda de los spa urbanos y el reparto de comida a domicilio, ya no son solo las clases pudientes las que se deleitan con el agua y los manjares enxebres. Incluso no son los únicos mamíferos que lo hacen; los mamíferos marinos también se han apuntado a las propuestas de Galicia Calidade y cada vez es más frecuente verlos por las rías. Ricardo González, ocho veces campeón gallego de pesca submarina, avistó la semana pasada a una ballena cuando se entrenaba entre Muros y Corrubedo. El cetáceo se jaló un poco de marisco, unos cefalópodos y dio unos chimpos de felicidad. Este caso, sumado a bastantes más registrados en los últimos meses, confirma que cuando están por aquí se sienten en el paraíso. Amén.