La pregunta del millón es si la alianza entre la Marea y el Partido Socialista tiene largo recorrido o, como casi siempre, cada formación se dedicará a llevar el agua a su molino para regocijo de la derecha que ya plantó la bandera en su trinchera siguiendo la famosa proclama de su comandante en jefe: “cuanto peor, para nosotros mejor” y al personal que le vayan dando…
Mucho confía el personal en que esta vez las aguas no se salgan de cauce y no nos mareen con pequeñas luchas sino que se ocupen de mejorar la vida del ciudadano pues ya no llega con aquella frase de “sacamos de la calle a los malos” en referencia al cambio de nombres en algunas de las rúas que van jalonando la urbe.
Ahora hay que bajar a la calle –que está bastante deteriorada– vigilar el mobiliario urbano devastado por los cafres que igual pintarrajean por un lado y destrozan por otro –el ejemplo más claro lo sufre el reloj floral– sin que la autoridad de señales de vida (y obra, o sea tajo) como los problemas que a cada paso se encuentra el ciudadano, una vez sortee las bicis y otros aparellos que toman las aceras o haga una “jimkana” para no tropezar con la terraza, la señal de tráfico, la máquina de “pagar” el aparcamiento o el florero instalado en el punto menos oportuno y, por supuesto, más molesto…
Claro que hay que afrontar los dos grandes temas que pueden transformar la ciudad y justificar a una corporación: la llamada fachada marítima (urbanizar el puerto interior y abrirlo a la ciudadanía) y reactivar el área metropolitana.
Hoy en día la red de polideportivos, el número de parques y jardines –algo de lo que pueden presumir los socialistas– deben completarse en otros barrios. Todo eso, y más, respaldado por un presupuesto cabal, traducción de unos impuestos que no agobien al vecino.
Los antecedentes anteriores, con el conocido retraso en su aprobación y la caída de inversión por tal motivo, tiene que ser un acicate más para no repetir pasados errores.
El hecho de que la alianza Marea-PSOE inicie y proponga la tarea por el peso que le concede la suma de sus votos, no debe servir para dar la espalda a las otras fuerzas políticas que conviven en María Pita donde un mural, según se entra en el histórico Pazo, solicita a los ediles que dejen fuera sus intereses para unirse en el bien común de sus conciudadanos.
Seguro que todos lo agradeceremos.