SILVIO Berlusconi, o el que dice ser Silvio Berlusconi, porque le pasa como a Paula Vázquez, se ha metido tal sobredosis de cirugía estética y de bótox que no se parece en nada al de hace unos años, llevaba siglos resistiéndose a marcharse. Sus buenos tiempos, cuando hacía fiestas de “bunga bunga” con chicas en su mansión, ya quedan muy lejos, pero él ha seguido tratando de mangonear en la política italiana y al final lo ha conseguido. El Tribunal de Vigilancia de Milán ha decidido rehabilitarlo y ha dictado una sentencia de efectos inmediatos que le permite presentarse a las elecciones cuando le dé la gana. Con el follón que tienen en el país entre la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, que ahora Il Cavaliere se pueda meter por el medio, da terror.