El FMI, el único apoyo moral

El FMI acaba de hacer público su nuevo informe sobre perspectivas de la economía mundial. El organismo cree que la expansión se reducirá este año, pero muy poco en relación a 2018. Asegura que España se salva de la rebaja de previsiones y que el PIB crecerá este año un 2,2% y un 1,9% en 2020. De momento, es el único organismo que confía en el crecimiento español y lo sitúa en el mismo nivel que hace unos días marcó el Gobierno. Hay que recordar que el consenso de los expertos españoles es más pesimista. La desaceleración es un hecho y aunque es un poco pronto para hacer vaticinios fiables, ya hay algún gabinete de estudios, por ejemplo la CEOE, que sitúa el PIB al cierre del año en el 2%.
Sin duda es pronto, pero no solo los indicadores que ya se conocen sino los adelantados para el semestre marcan claramente signo negativo en muchos de ellos. El propio Gobierno en los presupuestos aprobados en Consejo de Ministros estima una recaudación poco fiable en base al crecimiento. Tampoco es muy fiable la recaudación prevista por nuevos impuestos. De hecho, Bruselas ya ha comunicado al Gobierno que no se cree las cantidades previstas tanto por el impuesto a las tecnológicas como el que grava las transacciones financieras. Además, muchas empresas están anunciando despidos y alertan de que la subida de impuestos, cotizaciones sociales y SMI les abocarán a menos inversión y a despidos o a nula contratación, por lo que las cifras previstas de recaudación por Sociedades e IRPF se pueden también ir al traste.
En todo caso, habrá que ir viendo cómo se comportan los distintos indicadores, sobre todo la EPA del primer trimestre, para llegar a conclusiones más evidentes. Tampoco está claro aún si Sánchez contará con los apoyos necesarios para sacar adelante sus cuentas. Sí está claro para una gran mayoría de analistas, que no son precisamente los que una economía en desaceleración y con una deuda pública del cien por cien del PIB, necesitan. Sí es un hecho la desconfianza de empresarios y consumidores porque, las cuentas son irresponsables y poco creíbles y porque, aunque no salieran adelante, Sánchez gobernará con decretos, como los siete que llevó al Congreso el lunes.  

El FMI, el único apoyo moral

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