A Robert de Niro, tras una infancia tormentosa y atormentada, le dio por la interpretación. Y no debe de hacerlo mal –habrá que llamar a Pumares, que de esas cosas sabe aún más que de herboristerías–, porque interpreta al bueno y es creíble, interpreta al malo y es creíble; incluso cuando no hace más que un cameo también es creíble. El caso es que le tocó entregar uno de los premios Tony, con los que se galardonan los logros en el teatro estadounidense, subió al escenario del Radio City Music Hall de Nueva York y se quedó solo. No, no es que los espectadores saliesen por patas, sino que sus palabras fueron demoledoras: “Voy a decir una cosa: Que te jodan, Trump”. Menuda ovación se ganó. Cuando necesite productor para una peli, ya puede ir pidiendo pasta a otro ricachón. Ah, después presentó a Bruce Springsteen.