Carta a don Tomás Guitarte, que tiene nuestro futuro en sus manos

en la tarde víspera de los Reyes Magos, en lugar de escribirles a ellos, escribí al diputado por Teruel Existe, de cuyo voto depende este martes que se forje o no el Gobierno de Pedro Sánchez con Unidas Podemos. Sé que el señor Guitarte está recibiendo muchos miles de comunicaciones como esta y que ni siquiera las leerá, por lo que, con el permiso de los lectores, que también son destinatarios, reproduzco aquí mi carta, que pasa así a ser abierta.
Estimado señor Guitarte:
Ni le conozco ni me conoce. Mi nombre es Fernando Jáuregui, periodista desde hace muchos años y ‘mirón’ profesional de lo que ocurre, para contarlo a quien quiera leerme o escucharme. No me represento sino a mí mismo. Me parece que esta carta es mi única contribución personal posible a un futuro mejor para todos los españoles.
Sé poco de usted, que vive en estos días su cuarto de hora de protagonismo. Eso luego cesará, como ya sabe. Y entonces usted y quizá Teruel dejen de existir. La implacable política es así. Dentro de no mucho quizá también haya dejado de existir este Gobierno al que usted está a punto de apoyar con su voto imprescindible (la de vueltas que da la vida ¿verdad?). Pero mucho daño se habrá hecho para entonces.
Me considero un español de izquierda moderada, no afiliado a ningún partido. Pero no he perdido ni mis ilusiones ni mi patriotismo, que es palabra poco de moda. Quisiera para mi país un Gobierno de progreso, pero que incluya a los más posibles, no que excluya a al menos la mitad de los ciudadanos. Inclusivo, reformista y hasta regeneracionista, no revanchista ni frentista.
Acabo de salir del Congreso, de la primera votación de investidura. Le pido que no cometa el error, que a todos nos afectaría, de apoyar este martes con su voto este Gobierno surgido de la mentira. Un Gobierno, cuánto siento tener que decirlo, oportunista y que colocará en altos puestos del Estado a gentes que ni de lejos lo merecen. Y sí, hablo de, por ejemplo, Pablo Iglesias, a quien conozco y que sé que tratará, desde su privilegiado puesto en La Moncloa, de barrer a media España. No solo a la despoblada, a esa que se queja, con razón, de que parece que no existe.
Seguramente, señor Guitarte, tendremos ocasión de conocernos por los pasillos del Congreso. No tengo una opinión formada sobre usted, más allá de que está haciendo algo que cree que, a corto plazo, conviene a su región. Visión cortoplacista me parece, si le digo la verdad. Ahora tiene usted la oportunidad de pasar a la Historia con mayúscula.
Yo, por mi parte, creo que cumplo una obligación que va más allá de mi tarea periodística escribiéndole esta carta. Sé que muchos españoles lo están haciendo. Otros muchos lo harían si supiesen cómo hacerlo. Increíble pero cierto: su destino le ha colocado en una posición en la que muchos, todos, dependemos de usted. Tenga el valor de virar el rumbo, que nos lleva hacia la escollera.
Le escribo sin demasiadas esperanzas, pero con la sensación de estar cumpliendo una especie de deber. Y sí, claro que esto me incumbe, cómo no. 
Un cordial saludo. Que Dios le bendiga y le ilumine.

Carta a don Tomás Guitarte, que tiene nuestro futuro en sus manos

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