Una culpa compartida


LOS defensores de Víctor –no Fernández, sino Sánchez del Amo– volvieron a sacar pecho. Con él en el banquillo estaba asegurado el empate a dos tantos en el Camp Nou. ¿O tal vez sería porque jugaba Lucas “Buah, neno” Pérez?, ¿o incluso porque Álex Bergantiños marcaba un golazo? El caso es que ayer el Deportivo no se pareció en nada al de las dos temporadas anteriores. La culpa de la derrota no es exclusiva de Garitano, tampoco de los jugadores, ni siquiera del árbitro –más casero que los enfermos de agorafobia (el miedo a salir a la calle)–, sino que más bien es compartida, porque el equipo dio bastante penita; aparte, claro está, de que el Barça es el Barça. Ahora bien, tampoco es cosa de ponerse estupendos y exigir la vuelta de Víctor.

Una culpa compartida

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