Sacudiendo el guindo

Los disimulos propios de la fina y eficaz diplomacia Vaticana, ya no se tapan. Los acontecimientos se suceden rápido y no hay día en que no aparezca un asunto nuevo; hablando en ferrolano “se nos acumula el chollo”... Líos con la Orden de Malta; Omella que compara aborto con terrorismo (esperaba bastante más de él); la monja Lucía Caram que se hizo un lio y la montó en su aparición televisiva; los problemas de la Presidenta Cifuentes con los asuntos de vientres de alquiler y la educación de género. En fin, para no aburrirse. Ya casi generamos, en la Iglesia, tantas noticias y con tanta miga, como en un partido político. Pero este revuelo es bueno; desde mi punto de vista, claro, que a otros les pone nerviosos. 
La Iglesia influye mucho y es una desconocida incluso para los que somos creyentes. Sobre ella hay opiniones para todos los gustos, pero no hay duda de que la Iglesia es la “casa común” (que nadie se escandalice) de los cristianos; y la de Roma, la de los católicos. Porque no olvidemos que los cristianos estamos divididos y separados, y no somos un buen ejemplo en este sentido. No hay duda de que Francisco está “moviendo el guindo” (lo reclamábamos) y muchos se esconden para que no las guindas no les caigan encima y es lógico que con este pequeño temporal vaticano queden descolocados algunos, pero nada mejor que el debate.
 Ajena a tales vaivenes no queda nuestra CE; su Secretario Gil Tamayo (otro del que esperaba más) declaró que: La ideología de género es incompatible con el Cristianismo. Lo dijo dentro del contexto de una entrevista en la Cope sobre educación. Comentó cosas importantes que compartimos seamos creyentes o no. Pero en cuanto Vds. tocan el tema sexual, todo cambia y se cierran. Sr. Tamayo, las tendencias sexuales de un hijo de Dios, son las que Dios le dio. Bastante sufren por ser diferentes y son muy valientes aceptándolo ante los demás y la Iglesia Misericordiosa no puede decirles lo que Vd. dice. Cuando hablan de sexo se convierten Vds. en otra cosa y pierden lo que han ganado en otros frentes. Seguimos observando al guindo; es apasionante.
 

Sacudiendo el guindo

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