LOS OBJETOS HABLAN

La obra Social “la Caixa” y el museo del Prado se han unido en colaboración para ofrecer una serie de exposiciones itinerantes cuyo objetivo es ofrecer al público parte del rico legado que custodia El Prado; con tal finalidad, se han seleccionado, en este caso, obras de pintores, que van desde el siglo XVI a principios del XX, haciendo hincapié en la importancia de los objetos para definir a un personaje, dejar constancia de un oficio o retratar un ambiente; de ahí el título de Los objetos hablan. 
Cuadros no tan conocidos, pero verdaderamente extraordinarios, como El Arquímides de José de Ribera, el San Diego de Alcalá de Zurbarán, el retrato de Joaquín Sorolla de José Jiménez Aranda o el de un seguidor del Greco: Julián Romero y su santo patrono, acompañan a la Inmaculada de Murillo, al Carlos V de Pantoja de la Cruz, a La dama del abanico de Sánchez Coello, al Cardenal Luis Mª de Borbón de Goya y de otros no tan notables, pero que igualmente dejan constancia del gran dominio del oficio que alcanzaron las escuelas pictóricas de estos siglos y sobre todo de su ansia por ser fieles a la realidad que rodeaba a los personajes que retratan. 
Ahí, efectivamente, los objetos hablan. Un ejemplo destacable de este dar noticia de quienes son las personas es el Autorretrato de Carlos Mª Esquivel que coloca en primer plano su paleta de pintor y el Tratado de anatomía de su padre, dejando claro cuál es su oficio. El gusto barroco por expresar la vida queda patente en El sacamuelas de Rombouts, que, adornado con un collar de dientes, se sitúa en el centro del cuadro junto a sus instrumentos quirúrgicos. Sánchez Coello coloca en manos de una dama un abanico japonés, dando constancia de una moda que los introdujo en el siglo XV.
Sobonisba Anguisola destaca el fervor religioso de Felipe II poniendo un rosario en su mano, en la misma línea que el Toisón de Oro que pende sobre su pecho; Pantoja de la Cruz pinta a la infanta Isabel Clara Eugenia sosteniendo un pequeño retrato de su padre, Felipe II, como muestra del afecto especial que hubo entre ambos;  la dignidad imperial unida a su carácter de guerrero queda reflejada en la armadura que luce el emperador Carlos V, en la copia que Pantoja de la Cruz hizo Tiziano; también la ostentación y autobombo de algunos dignatarios palaciegos puede verse en el cuadro que Vicente López hace de Antonio Ugarte y su esposa. Objetos de coleccionismo, como el relicario de la Santa Faz que perteneció a San Juan de la Cruz, acompañan a un viaje apasionante con 52 maestros, entre los que están, Mengs, Sorolla, Pinazo, Madrazo, Teniers, Rubens, etc, además de los ya citados.

 

LOS OBJETOS HABLAN

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