A FONDO

Cuando se decide limpiar algo, conviene hacerlo a fondo. No existe cambio sin revolución. La transición careció de este giro total. En su lugar, colocaron una burda imagen; soltaron al ruedo un esperpento valleinclanesco. Cambiar todo sin que nada cambie. Y así fue. La derecha franquista se declaró demócrata por obra y gracia del brazo incorrupto de la monja Teresa. Felipe González y sus huestes se desnudaron de toda apología marxista en Suresnes. Carrillo renació en un viernes santo y, con descaro, entonó una saeta a un cristo yaciente. La España de la “noite de pedra” seguía su curso. Los sindicatos, fieles a las subvenciones de los distintos gobiernos, mirando embriagados a Moncloa, hacen mutis por el foro. El hambre activa el cerebro; el dinero lo degenera.
Solo queda el pueblo. La voz, sin manipular, de la realidad. Y la lucha contra la abstención. Las verdades hacen al mundo más libre.

 

A FONDO

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