La semana pasada se pareció más a una semana de pasión que a una cualquiera del mes de abril. Mario Conde volvía a la cárcel; los dirigentes de Ausbanc y Manos Limpias eran detenidos; el ministro José Manuel Soria renunciaba a la política y a todos sus cargos en el gobierno y su partido, y el viernes se celebraba un Consejo de Ministros lleno de noticias y Montoro anunciaba que dejarían de gastarse en los ministerios 2.000 millones.
En la misma reunión del Consejo, se tomaron acuerdos en los asuntos que de verdad importan a los ciudadanos. De hecho, unos días antes, el Congreso había aprobado la necesidad de poner en marcha una ley de emergencia para apoyar a las familias con dificultades. Me extraña la poca repercusión que las medidas de Fátima Báñez tuvieron en los medios de comunicación. El Gobierno no sólo aprobó la prórroga del Plan Prepara sino también el Programa de Activación de Empleo. Además, se reformuló la regla por la cual se mantendría el Plan Prepara, que seguirá activo mientras el paro no baje del 18% de la población activa.
Hay que señalar que casi 14 millones de ciudadanos reciben algún tipo de prestación. De las que tienen que ver con el desempleo casi 2,5 millones de personas; contributivas, casi 9,4 millones; no contributivas, 650.000; pasivas, 620.000; otras prestaciones de la Seguridad Social, 300.000 y dependencia, 801.000. Convendría tener estos números presentes para valorar el esfuerzo de asistencia que entre todos hemos montado para que nadie se quede en la cuneta, pese a que aún muchas personas están en paro y hay que seguir luchando para que se reduzca la altísima tasa de paro.