CESURAS Y OZA DOS RÍOS

El anuncio de un preacuerdo de fusión de estos dos concellos fue un tanto que se apuntó el presidente de la Xunta en el debate sobre el estado de la autonomía que pilló por sorpresa a todos, sobre todo a los lugareños de Oza dos Ríos y Cesuras cuyos alcaldes no tuvieron la deferencia de llevar a los respectivos plenos esta importante cuestión para informar y buscar la complicidad de los vecinos que se sintieron ninguneados al enterarse por los medios de comunicación.

Aunque la fusión de de Oza y Cesuras está muy verde, es un primer paso en la reorganización del decimonónico mapa municipal, que no responde solo a una moda imperante o a una imposición de la crisis, sino a la necesidad de una agrupación de municipios pequeños para generar sinergias y economías de escala y prestar mejores servicios a los ciudadanos.

Esta fusión de Oza y Cesuras, tal como fue presentada, perece más un improvisación que un ejemplo planificado y riguroso de reordenación municipal

Hace tres años comenté en otra colaboración una viñeta del periodista López Rico en la que uno de sus personajes, buen observador de la realidad galaica, sentenciaba ante su colega de tertulia: “Tres universidades, tres aeroportos, dous portos exteriores, trescentos concellos, ¿Onde imos? Mira a Igrexa: ¡un apostolo!”. Una reflexión contundente en el contexto de un país pequeño que mantiene concellos minúsculos y multiplica infraestructuras sin calcular sus costes de mantenimiento y, lo que es peor, sin “masa crítica” poblacional que rentabilice su utilización posterior.

Siguiendo la filosofía de la viñeta de humor, cabe señalar que en un país de la superficie de Galicia, 315 concellos son el paradigma de la multiplicación, en este caso, de estructuras administrativas, de dispersión de esfuerzos y un ejemplo señero del minifundio galaico. La solución pasa por una severa reducción de su número igual que hicieron recientemente Italia y Grecia, dos países de nuestro entorno. Si aplicamos en Galicia la remodelación helena quedarían 57 concellos que seguramente aún serían muchos para nuestra superficie y población.

Ahora bien, la fusión de concellos es una parte “cualificada” de la ordenación del territorio que debe fundamentarse en rigurosos estudios, planes de acción concretos, participación vecinal y amplios y generosos acuerdos políticos que superen la visión estrecha de los localismos partidarios.

Esta primera fusión municipal de Oza y Cesuras, tal como fue presentada, perece más un improvisación que un ejemplo planificado y riguroso de reordenación municipal. El tiempo dirá si es un punto de partida en la dirección de unión de concellos pequeños o un simple golpe de efecto, una simple operación de márketing.

CESURAS Y OZA DOS RÍOS

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