ANDAN metidos en líos los ministros y los jueces a cuenta de los independentistas catalanes. Los que no se fugaron están presos y ahora la cosa es acercarlos a casa, para que en prisión no les den la matraca con “Viva España” o “El novio de la muerte”. Grande-Marlaska no tiene previsto trasladarlos, pero la Celáa atribuye la responsabilidad de la mudanza al juez Llarena, quien asegura que todo depende de Instituciones Penitenciarias. O sea, la típica discusión bizantina en la que cada uno interpreta las normas como le interesa. Pues ya se pueden ir espabilando y llegando a un acuerdo con rapidez, porque si no dentro de dos días Urdangarin también pedirá que lo aproximen a su hogar y habrá que ponerse a buscar plaza en una cárcel de Suiza. Si es que allí las hay, que esa es otra.