LA alcaldesa de Lugo, la socialista Lara Méndez, pupila favorita de José Ramón “O Garañón” Gómez Besteiro, lo hace tan mal, tan mal, que por su ciudad nadie entiende cómo no se ha pasado aún a la Marea de la Muralla. Tiene más problemas con los números que un multirrepetidor, uno de aquellos mangallones que había en los colegios que un curso tras otro se estrellaban contra la regla de tres, que desbordaba su inteligencia y al año siguiente seguía en la misma clase. La regidora consiguió llevar a su concello a ser el segundo del país que más tarda en pagar a los proveedores, a quienes adeudó hasta casi ocho millones de euros, pese a que en caja había más de veinte. Esa torpeza matemática le ha causado ahora un problema mayor, ya que en enero y en febrero ha pagado la nómina de la directora de Recursos Humanos, pese a que el cargo fue anulado en un pleno municipal del mes de diciembre. Y lo peor es que los grupos de la oposición ya hablan de prevaricación. Eso sí que es un problema y no precisamente matemático.