La crisis por la que atraviesa Venezuela encuentra mucho eco en España. Era presumible, pero no deja de ser significativa la posición de algunos políticos y de determinados medios a la hora de enjuiciar la situación de máxima tensión política y social que vive aquel país. Frente a la reacción de Pablo Casado y de Albert Rivera reconociendo a Juan Guaidó –autoproclamado presidente interino tras considerar ilegítimo el segundo mandato de Nicolás Maduro– sorprenden las reservas de Pedro Sánchez.
El Gobierno se ampara en un comunicado de la UE que defiende la celebración de elecciones libres, pero no reconoce a Guaidó como presidente. Que el entramado político y mediático que se nutre de su afinidad con Podemos apoye al régimen dictatorial de Maduro no es novedad. Son conocidas las vinculaciones entre algunos de los líderes morados con la ideología chavista, que en algún sentido hasta influyó en determinados aspectos del ideario de Podemos.
Menos conocidas son las razones que han llevado a Zapatero a convertirse en avalista ante la comunidad internacional de un personaje como Maduro, cuyo gobierno ha sido calificado de tiranía por Felipe González. Felipe denuncia que todos los intentos de diálogo entre el Gobierno y la oposición han sido aprovechados por Maduro para ganar tiempo. “Negocia con carne humana, con los presos políticos”, en expresión de González.
EEUU, Canadá, Chile o Brasil son algunos de los muchos países que han reconocido a Guaidó. En sentido contrario Rusia, China o Turquía manifiestan su apoyo a Maduro. Es la tormenta perfecta. Un caso de libro en el que la geopolítica juega sus cartas utilizando el escenario de un país en puertas de asomarse al precipicio de la violencia . Solo unas elecciones libres y democráticas podrían desbloquear las situación. ¿Pero quién las convoca? Que los venezolanos decidan sin las trampas que llevaron a Maduro a marginar a la Asamblea Nacional elegida en su día y que fue ignorada creando un órgano paralelo.
La pieza clave en este proceso son las Fuerzas Armadas. La pirámide de mando tiene más fama de chavista que de madurista. De momento la cúpula militar respalda a Maduro, pero nadie sabe cómo pueden reaccionar los mandos intermedios, alejados de las gabelas del régimen. Todo es posible y en los peores términos nada pude ser pude ser descartado en la crisis por la que atraviesa Venezuela porque la situación ha llegado a un punto crítico. Al borde del abismo.