Querido lector, no voy a preguntarle aquello de nuestras épocas escolares: “Se sube el telón y se ve … Se baja el telón. ¿Título de la película?”. Aquí mi telón metafórico está relacionado con una película de terror que han protagonizado los políticos.
El argumento es la pérdida de tiempo que hemos sufrido los contribuyentes esperando que un buen filme se rodara hasta su término para que pudiésemos leer el esperado “Fin” y que las luces de la sala se encendieran y que cada uno de ellos, los de las bancadas parlamentarias, se pusieran a trabajar que para eso fueron elegidos con los votos de todos los españoles.
Los tiempos de ensayo del guion, previos al inicio de cualquier rodaje, fueron más que suficientes, pero los actores apenas se aprendieron un par de frases…
El telón se ha bajado. En la parte interior del escenario, sin que los espectadores los veamos, los políticos descansan tras el largo e intenso esfuerzo (sic), bien pagado por horas con el erario público, de más de cinco meses en los que no supieron, o no quisieron, ponerse de acuerdo en beneficio de todos y no exclusivamente pensando en los intereses personales para llegar a ocupar ese gran sillón de la Moncloa, o uno de los privados en el Consejo de Ministros.
Durante este tiempo del rodaje no figuró en ningún momento el libreto en forma programa político de cada uno de ellos. Fuimos conociendo pequeños retazos plasmados en un documento sobre temas más o menos intranscendentes, o en declaraciones verbales y públicas en las que se pedían más bien prebendas de futuribles y cumplimientos contractuales fundamentados en posicionamientos personales más que políticos.
El telón se ha bajado. Ahora comenzamos nuevamente largos meses de diatribas políticas, de reproches, de buscar culpables, de codazos por situarse en las nuevas listas, del cuerpo a cuerpo personal y barriobajero. En fin, lo de siempre, pero caminando hacia un año perdido, con Gobierno en funciones, sin poder de ejecución legislativa y ejecutiva, y mirándonos por el rabillo del ojo desde los poderes públicos de la Unión Europea.
No quiero ser muy negativo. Tan sólo un poco. Quizás con las uvas del Nuevo Año tengamos Gobierno. Espero equivocarme, de corazón lo deseo, pero los pronósticos demoscópicos, por el momento, me van dando la razón.