No me gusta hacer predicciones y menos cuando las publico en mis columnas básicamente porque, no lo duden, habrá quien me las tire a la cara si se demuestran erráticas. Pero escribir para ustedes me obliga a decir lo que pienso y, eso sí, someterlo a su opinión que puede ser coincidente o no, pero siempre desde el respeto mutuo.
Creo que Rivera se ha equivocado de cabo a rabo, creo que ha traicionado al ilusionante Movimiento Ciudadano que promovió desde su Cataluña para crear en España un proyecto integrador, centrado y abierto para plantar cara a los que pretender destruir nuestra nación. Ahí cabían muchos españoles que, poco a poco, se van desentendiendo de aquel proyecto fundamentalmente, por la deriva mesiánica de su mentor Albert Rivera al que, ahora sí, se le ha quedado grande España y ha asimilado muy mal su efímero éxito electoral. Rivera tiene en su mano centrar a un Partido Socialista que, claramente, no quiere verse salpicado por las políticas extremistas del mundo Podemos y buscó en Ciudadanos la alternativa más viable para evitarlo.
Ciudadanos tiene en su mano influir y participar en un gobierno que se centre en los problemas reales de los españoles y se aparte de políticas de despilfarro a las que Podemos quiere llevar al país y a las que el PSOE es aficionado cuando gobierna, basta mirar a Zapatero y sus 400 euros que repartió entre todos los españoles cuando nadie demandaba tal cosa o su famoso plan que llenó de piedras aceras de todas las ciudades en un movimiento electoralista e irresponsable que nos empujó un poco más a la crisis económica más profunda que se recuerda. Pues bien, con Rivera rehusando a asumir responsabilidades y ser útil a todos los españoles, el panorama político que se nos presenta es sombrío.
Si el PSOE pacta con Podemos, lo pagaremos muy caro, véanse los ejemplos de sus políticas en Venezuela, Grecia o Italia y será, en gran parte, por los errores de un Rivera intratable, al que ya están abandonando muchos de sus referentes ante su indolencia y soberbia que solo engrandece su propio ego pero que olvida los intereses de los españoles.
Y si el PSOE no pacta con Podemos y Ciudadanos no entra en razón, estamos abocados a unas nuevas elecciones allá por noviembre. Ahora imagínense que el resultado de esas nuevas elecciones supone un ascenso socialista, como pronostica la demoscopia, y Podemos mantiene el tipo aún perdiendo algún escaño, se daría una circunstancia para mi no deseable y es que entre los dos sumaran una mayoría suficiente para formar gobierno y el PSOE ya no tuviera disculpa alguna para no pactar con la extrema izquierda sectaria. Entonces nos acordaremos de la oportunidad perdida por Rivera y los naranjas se verán exprimidos por su propia irresponsabilidad quedando como un refresco que pudo ser pero que se ha demostrado irrelevante, irresponsable e inútil.
Decía Pedro Rodríguez, periodista ya desaparecido, que en España pasa todo, pero pasa tarde. Ciudadanos tiene ahora una oportunidad de librarnos de un gran sufrimiento, pero quizá, cuando se entere, será tarde.
Este momento es histórico sin duda, pero no por los hechos que puedan devenir, si no por el bajo perfil político de nuestros dirigentes en España y en Europa y también al otro lado del charco.
Aquí, se deja pasar el tiempo cambiando postalillas mientras se oye el estruendo de un terremoto que anuncia su llegada y los responsables de evitarlo en lugar de mirar por la ventana, miran su patio de luces, mejor dicho, de sombras. Ojalá me equivoque