DEL MAR Y LA TIERRA

Los grupos de apoyo a Mangouras crecen en las redes sociales. Desde uno que se mueve a golpe de la consigna “¡Todos somos Mangouras!”, hasta otro que busca voluntarios para sacar a hombros de Expocoruña al capitán del “Prestige” tras cada sesión del juicio, como si fuese el triunfador de una corrida de toros.

Pero son muchos más los grupos constituidos en solidaridad con el marino y todos con una característica común: la capacidad de sus miembros para pasar por alto los pocos escrúpulos que demostró el griego al patronear un petrolero tan deteriorado. Hacerse a la mar en un barco en semejantes condiciones suponía que las costas frente a las que navegase estuviesen expuestas a gravísimos peligros, con la mala suerte de que todos esos peligros estallaron en Galicia. El chapapote engulló kilómetros y kilómetros de litoral y aun así los clubes de fans de Mangouras son cada días más.

Esa adoración virtual es la misma que esperan alcanzar los muchos políticos gallegos que están demostrando una capacidad para enfangar la vida pública similar a la que tenía el “Prestige” para ennegrecer el futuro de Galicia. El club empezó siendo exclusivo; únicamente para lucenses. Alcalde, concejal, diputado... algo en el ADN obliga a los socialistas de esa provincia a moverse por caminos comprometidos y acabar prestando declaración en un juzgado.

El alma gallega, siempre competitiva, acabó con el privilegio de Lugo. Se impuso la necesidad de socializar, incluso asumiendo los dirigentes del PP el protagonismo en ese proceso de colectivización. Aunque es verdad que antes de los populares fueron los nacionalistas quienes chapotearon en la lama, porque una cosa es renunciar a la buena reputación y otra renegar del enxebrismo.

Los peperos, que también son muy suyos, convirtieron la alcaldía de Santiago en el más efímero de los cargos. Como si se tratase de una final olímpica de relevos, los regidores se van entregando el testigo a una velocidad de vértigo y tras ellos corre la justicia.

A Coruña, siempre tan especial, se mantiene –al menos hasta ahora– al margen de chapapotes, barros y lamas, pero los tentáculos de Pokémon son muy largos y ya se ha visto que llegan hasta los despachos de quienes se presentan a sí mismos como la encarnación de la integridad. Así que hay que ir pensando en los grupos de apoyo en Facebook.

DEL MAR Y LA TIERRA

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