Y con otro libro. Y con los mensajes de siempre y la desmemoria de costumbre. En esta ocasión además de sus elogios al “hijo político” Casado, que viene a ser “cuspidiño, cuspidiño” el Aznar de las Azores, le tiró “los tejos” a Rivera, una vez más, y no se olvidó del jefe de Vox, el señor Abascal, en un nuevo intento de unir a la vieja derecha. ¿Otra vez el Frente Nacional?, se preguntaban varios politólogos con asombro y temor.
El caso es que Aznar, si la memoria falla las hemerotecas no, es el padre de la burbuja inmobiliaria, de acompañarnos a la madre de todas las guerras; de la corrupción galopante que dura hasta nuestros días –recordemos que Rajoy y sus acólitos repitieron hasta el hartazgo que la corrupción era una cosa del pasado y que el pasado del marianismo fue el aznarismo– y nadie puede refutar que varios ministros del señor Aznar pagan en el trullo por haber metido la mano.
Así pues, la vuelta de Aznar es una mala noticia, en general, y, aunque ellos aún no lo sepan, es también una mala nueva para el Partido Popular, que se juraba cada día “regenerar”, “abrir las ventanas y poner techo de cristal una vez acabadas las obras en negro de Génova.
También tendrá algo que decir Aznar en relación con los “sobornos millonarios por la venta a los saudíes de armas españolas”, un asunto investigado durante su legislatura, donde ya estaba Rajoy, por cierto.
Un asunto que no se paró con Zapatero ni con Rajoy ya en Moncloa. Un feo asunto, cuenta el diario “El País”, donde Hacienda, el Banco de España y la Abogacía del Estado pecaron de pasividad ¿? Y acaba la historia resistiéndose el ministro Morenés y todo el Gobierno en cerrar la empresa. ¿Recuerdan? Rajoy presidente del Gobierno y del partido. El de Casado. Y es que son de armas tomar.
Vuelve Aznar y, por lo que se ve y escucha, con el beneplácito del actual líder, el señor Casado que en cada declaración, en realidad proclamas, monta un incendio.
Sus declaraciones –al parecer la entrevista concedido al “New York Times” sobrepasa todo lo imaginable– pueden rendirle réditos entre la derecha más extrema, pero le alejan del prontuario de su propio partido y ya son varias las voces que en privado critican ese ardor guerrero de su nuevo líder.
La crispación que tanto daño hace a la convivencia y a la propia democracia .Vuelve pues la historia, a mostrarnos otra foto fija del señor Aznar.