Mi casa, teléfono

No estoy atosigada con las facturas, tranquilos todos. Hoy vengo a hablarles de una de mis drogas duras: el cine. 
Cuando era preadolescente anuncié en mi casa que quería ser actriz y aquí estoy, con una profesión que se le parece lo mismo que un burro a una castaña, así que ya pueden empezar a reírse. La verdad es que por motivos varios mis pasos no se encaminaron a estudiar arte dramático y aunque piso los escenarios con relativa regularidad, lo hago sólo desde un nivel amateur. 
Imaginen lo que me pirra el tema. Soy fan máxima del cine español en particular y en mi casa declaro fiesta nacional el día de emisión de la gala de los Goya. Hay que quererme así... Pues bien, la cosa viene de antiguo porque llevo viendo cine clásico y actual desde bien canija y recuerdo, a día de hoy con una sonrisa nostálgica, que los tiernos infantes que tenía por compañeros de clase en el colegio no conocían más allá de los dibujos animados y yo no entendía nada. ¿Cómo era posible que en sus casas no se viera lo mismo que en la mia? Y así salí de cultureta... que no hay quien me aguante. 
Pero lo cierto es que a pesar de las horas de sueño que le dedico, de casi estar al borde de pedir un adelanto de sueldo para pagar las baratísimas entradas de cine (para cuándo una bajada real del IVA, gracias) y de ser la cinéfila pesada entre mis amigos... todo lo que me ha dado hasta ahora es FELICIDAD. Así, en mayúsculas. Con el cine comprobé que mi mejor amiga lo era definitivamente cuando sabía hablar ella solita del Dogma 95 y hasta dejé a un novio por no haber visto “El Padrino”. Uno de mis grandes amigos es profesor de teatro y me paso horas hablando con él acerca del género. Quizá mi postura sea un poco exagerada, pero ca uno es ca uno. Así que ya saben, llámenme para ir al cine un sábado por la tarde, hacer un maratón de pelis un domingo de sofá y manta o para rodar un corto, que ya tengo experiencia. Hasta entonces, “Buenos días... Y por si no volvemos a vernos: buenos días, buenas tardes y buenas noches”. *
* Cita de la película “El Show de Truman” 

Mi casa, teléfono

Te puede interesar