El otro día nos referíamos aquí a los cuatrocientos supermillonarios, a las doscientas familias que tenían uno de cada cuatro euros que circulan por ahí –mejor dicho, por aquí– y ahora el CIS, que es una cosa que suma, mide y pesa, como están ustedes, nos cuenta que un 0,2 por ciento de los españoles están muy satisfechos con la situación política actual, que la considera muy, pero que muy, buena (de p. m. y ustedes me entienden) y, además, un 7,4 por ciento disfruta de una situación económica buena.
Un colega de la Cadena SER, ante estos datos, tuvo una idea genial: llamar a ese privilegiados 0,2% para felicitarles tal como hizo Edu hace años, felicitando a los españoles, guía telefónica en mano, por navidad…
Fue ¿recuerdan?, un magnífico anuncio que le dio mucho dinerillo a la Telefónica que malvendió José María Aznar y, es lógico, colapso el teléfono aquellos días en aquella España de la que el señor Aznar decía que iba bien (no añadía cifras, pero los conocía, eran sus amiguetes)
Uno modestamente, como las llamadas son cada día más caras, si bien que es cierto que con ello se engordan algunos de esos felicísimos ciudadanos, irá directamente a la lista esa de los supermillonarios y, al acabar, repasará la lista de los amnistiados por Cristóbal Montoro, pasaré por los juzgados donde se dirimen la Gürtel, la Púnica, la Lezo y, si queda aún algún cachito, pediré el ordenador del Partido Popular que no hayan escacharrado todavía…
El CIS que es un centro de investigación muy particular –su patio se moja como todos los demás– nos baja la moral cuando avisa que el 38 por ciento de los españolitos cree que esto está igual y un 21 por ciento además añade que, por lo que sabe, el próximo será peor.
Algún mal pensado puede unir la previsión económica a la política, donde ¡otra vez! el partido más votado es el Partido Popular, que, miren por dónde, es el que está mandando en la política, la sanidad, la educación, etcétera, etcétera, y que ya “mandó” un recado a los pensionistas: en el próximo año todos cobraremos menos.
Y nos ofrece una alternativa: convertirnos en mini-job, con lo que los patronos, trabajando nosotros por un salario de mierda (se trata, como su nombre indica de pequeños trabajos con pequeños sueldos), ya no emplearán a nuestros hijos y nietos.
Qué listos son estos del Partido Popular… qué bien se trabajan a sus amigos del 0,2 y del 7,4 por ciento…