ABEL Caballero ha visto cómo la Xunta acaba de multar a su Ayuntamiento por no haber comunicado, en su día, que el agua que estaban recibiendo en sus hogares no era potable. El regidor, por supuesto, se ha revuelto y asegura que la calidad del líquido elemento ha sido “óptima” en los últimos diez años. Un brindis al sol que se viene abajo con echarle un vistazo a los diferentes análisis que realizaron los técnicos de la Xunta en las canalizaciones de la ciudad olívica. Sin embargo, lo más grave de todo es que Abel parece dispuesto a poner en peligro a sus vecinos antes que dar su brazo a torcer y reconocer que se equivocó. Así nos va. FOTO: Abel caballero | aec