L lunes 11 de septiembre arrancaba el curso escolar para miles de niños y niñas de 121 ayuntamientos gallegos. Desde la Xunta de Galicia instauraban el nuevo sistema de rutas de buses escolares compartidas en 513 líneas --en las que irán 10.199 menores--, aunque las empresas de transporte prevén escasos viajeros regulares en los primeros días por la “imposibilidad” de publicitar los horarios en tiempo.
En muchos concellos con parroquias aisladas se aplaudieron las medidas porque así daban servicio a mucha gente mayor, ayudándolos a asistir a centros médicos o al propio Banco a realizar gestiones.
Arrancó con polémica, y si bien la Confederación de Anpas y algún concello “Cree que no debería haber grandes problemas”, lo cierto es que durante este año se valorará el servicio para seguir implantándolo sucesivos años.
Me resulta extraña y curioso que ningún concello saliera a la palestra a denunciarlo, dándolo todo por bien, sin salir en la defensa de trabajadores, conductores y cuidadores, de esas líneas escolares, sabiendo que hay empresas contratadas por la consellería correspondiente, hablo de autobuses, en donde tienen contrato de30 horas semanales pero la realidad va mucho más allá, trabajan de media unas 50 y los fines de semana tienen que estar localizados por si surgiera alguna salida. Todo ello por una módica nómina de 900 euros al mes, claro y ¿en dónde están en estos momentos los sindicatos?
Si a esto le añadimos que “transportan” niños desde 3 años en adelante, nadie se paró a pensar todos los problemas que les puede acarrear esto, nadie pensó en ellos y los cuidadores de esos niños?
Vayamos un poco más allá, si algún adulto hiciera algo a alguna niña, quién es el responsable de ese adulto? Porque el trabajo de los cuidadores son los niños, ¿y el de ellos? Qué pasaría si hubiera un problema “serio”, saldrían en las noticias las autoridades pertinentes a decir claro está que la culpa de ese conductor o cuidador, porque es lo más fácil, pero no señores que no les engañen, cada cosa es para lo que es, el servicio escolar es una cosa y el bus urbano o interurbano otra.
Pues a veces es mejor optar por el silencio, eso sí, consecuentes con las decisiones tomadas por los conselleiros de turno, pero que no se olviden que su silencio también los hace cómplices.