l Consejo de Ministros aprobó ayer la posibilidad de que Pymes y autónomos con facturación inferior a 600.000 euros puedan retrasar el pago de los impuestos. El próximo 20 de abril termina el plazo para el pago del IVA y retenciones del IRPF del primer trimestre del año. También el adelanto de Sociedades. El Gobierno aprueba que estos pagos puedan retrasarse al 20 de mayo. Es obvio que la medida llega tarde. Han tenido a miles y miles de personas en vilo sin saber cómo demonios iban a hacer frente a esos pagos, cuando sus ingresos han sido en la mayoríade los casos igual a cero.
Pero es que, además, el pago de las domiciliaciones acababa este 15 de abril. La pregunta es de dónde piensa el Gobierno que pymes y autónomos van a sacar el dinero para pagar el 20 de mayo, si continúa el confinamiento y no pueden ingresar.
El Gobierno sigue tomando el pelo a los ciudadanos, porque tampoco están funcionando los avales y ni siquiera van a cobrar su salario los 3,4 millones de trabajadores. Apenas 60.000 van a cobrar en abril. El resto, tendrán que esperar a mayo. En cambio, los gastos, las cuotas o los alquileres no hibernan. Un día más, se confirma que lo de “nadie se va a quedar atrás” no pasa de ser un slogan propagandístico. Más si tenemos en cuenta, que la tan vendida durante días renta mínima, no se ha aprobado, con lo que queda ya no hay duda de la división del Gobierno en un momento tan delicado, independientemente de que se considere que esa renta es una buena o mala idea.
En medio de esta nefasta e ineficaz gestión sobre cómo abordar la crisis económica que deriva de la crisis sanitaria, ya empezamos a conocer previsiones de algunos organismos sobre la evolución de la economía española para 2020. El FMI nos habla de una caída del PIB del 8% y un aumento del paro hasta el 20,8% de la población activa, es decir unos 5 millones de parados. También el servicio de estudios del BBVA ha publicado su previsión para el segundo trimestre. En este caso, prevé que el PIB sufrirá una caída del 12%. Mientras, el Gobierno se aferra a las reuniones que Pedro Sánchez comenzará con partidos, CCAA, Ayuntamientos y agentes sociales para elaborar unos presupuestos y, sin duda, para mutualizar responsabilidades y encontrar un chivo expiatorio con el que diluir su pésima gestión.