De la política bufa

Estamos rodeados de una indigencia intelectual, activa y retadora, que por sí misma delimita y marca las dificultades para establecer una convivencia razonablemente ordenada, en la que conversaciones ecuánimes permitan entenderse, cuando menos, en la inteligencia de lo que pueda proponerse, en los argumentos ofrecidos, sin contrariar ni torcer, a veces, muy obvias y tozudas realidades. Y todo esto así porque, como en “La parada de los monstruos”, esa extraordinaria película del año 1932, los freaks son los invitados, claro que aquí, en la España de hoy, en su degeneración troncal, la historia se repite como farsa –Marx dixit– y los sujetos son truculentos en su rigor de patetismo, sin concesión posible al sentimentalismo emotivo que conformaban aquellas criaturas deformes con su corazoncito intacto de bondad. Tod Browning, el director de la película, venía de “Drácula”, un año antes, con los colmillos afilados todavía, y se dijo, vamos a sobrecoger al personal arrastrando por los suelos, literalmente, la condición humana, y su parte abyecta, y su rencor, y vamos, también, a redimirlo por el amor, en una extraña mezcla de difícil digestión imaginativa. 

Como si tal cosa, un tal Valls, trasvasado de la Francia en busca de mejor fortuna, dice que el partido “Vox ensucia el alma”, que no le suponía yo a él tan metafísico, y no será porque no coma, digo, y el propio Vox, precisamente, le mueve a Ciudadanos a hacer dengues de todo escrúpulo, como si de ricino se tratara, y hay que ver, se dice, contrito, cómo hacer para contar con sus decisivos votos, aquí y allí, sin que se note nada, pero nada de nada, y en esto, claro, que practica funambulismo y prestidigitación sin mucho éxito, y a punto está ya de perder definitivamente la perspectiva de las cosas.

No habría que decir, o sí, a saber, que quien orquesta con toda eficacia la fanfarria mediática del anatema contra Vox, es el propio gobierno, o sea, el Partido Socialista, y a su rebufo toda la variopinta tribu de izquierdas varias, independentistas, nacionalistas en general, y todos los que tienen una idea de España, como decir, cómica, extravagante, mínima, de pura caricatura.

Pues bien, en este cuadro de distracción, en esta teratología normalizada, se cuelan cada día dosis de disolución social, acrítica, presentadas con aparente liviandad anecdótica, cuando no apelando a la virtud democrática, de entre las cuáles serían ejemplos recientes la oprobiosa presencia de Otegui en el programa 24 horas de TVE, con toda la manifiesta intención que fue de reconocer, y prácticamente de modo simultáneo las declaraciones del ex presidente Rodríguez Zapatero, proponiendo “estudiar” indultos para los independentistas catalanes, presos, y atención, recomendando “una sentencia que no comprometa el diálogo”. No me parece posible que estas declaraciones no merezcan una lectura de prevención jurídica inmediata, nada se diga en su proyección más profunda de intenciones, y muy sobre todo en consideración al rango de la personalidad política que las emitió. Pues que no, ya se verá. 

Y en fin, por cerrar este guiñol letal de morbosas realidades cotidianas, vamos con un tal Luís Alegre, diz que filósofo, que anda la cosa del pensamiento cada vez más de barato, y se suelta con que la educación pública está pensada (por él, claro) para evitar los fanatismos de los padres, para evitar que aleccionen a los hijos en sus convicciones, en sus referencias morales y culturales… Y claro, en principio, leen ustedes esto y como que les da un ataque de risa un algo piadosa, y se dirán, pobrecito, vaya, mira por qué se le da, en vez de creerse Napoleón como casi todos… Pues no, mucho ojo, que éste apunta alto… 

De la política bufa

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