Verstrynge prueba que no es un fan de Macron

Mentar a Jorge Verstrynge es como remontarse a la noche de los tiempos. Su estrella brillaba antes de que Fraga levantase su casa de Madrid y decidiese venir a Galicia. Por entonces era el delfín de don Manuel y con el paso del tiempo fue evolucionando. No es que se transformase en un cetáceo de gran tamaño, tipo cachalote; su metamorfosis fue intelectual; primero se arrimó al PSOE y ahora es un podemita. De vez en cuando desaparece durante una temporada y de repente surge de nuevo como lo hacían las divisiones Panzer, arrasando todo lo que encuentra a su paso. Esta vez el blanco de su ofensiva ha sido el presidente francés, Emmanuel Macron, a quien ha calificado de “imbécil” y “desequilibrado” y le ha recomendado a su “esposa-mamá” que le dé “unos cachetes”. Tolerancia ejemplar la suya. No es raro que con ese carácter haya escalado hasta el cumio morado con más soltura que Juanito Oiarzabal a la cima del Everest y allí continúe. No hay sherpa que le haga descender.

Verstrynge prueba que no es un fan de Macron

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