(Casi) todo lo que nos pasará, o no, este 2021

Concluimos este año desastroso y nos adentramos en 2021 con demasiadas ‘carpetas calientes’. Temas que deberían haberse solucionado y, por el contrario, se han enquistado. Y no todo lo que se pudre muere, sino que sigue ahí, entorpeciendo una sana vida política, económica o social: tome usted el caso del poder judicial --inconcebible que Lesmes siga en el puesto doce meses más--. O el de la ‘reforma de la Monarquía’, que es la canción de moda.

O, ya que estamos, considere las discrepancias muy de fondo en el seno del mismo Gobierno: ¿de verdad creemos que podremos llegar hasta finales del año que se nos echa encima con el tándem Pedro Sánchez-Pablo Iglesias defendiendo posiciones contrapuestas nada menos que sobre la forma del Estado? Quizá este martes, en su muy comentada comparecencia rutilante, el presidente nos lo aclare, que no creo.

Por último, pero ni lo último ni lo único que nos quedaría en el listado de conflictos heredados, deténgase un momento a repasar lo que viene en Cataluña: posibles o imposibles indultos, reforma del Código Penal y... elecciones autonómicas que, más que eso, podrían derivar en plebiscitarias, independencia sí-independencia no. Vamos, que es como para meterse en la cama y no despertarse hasta que lleguen las uvas de 2021. Pero eso ni usted ni yo podemos ni queremos hacerlo.

Como le ocurre a uno cuando trata de condensar en un mero artículo los acontecimientos ocurridos en 2020, que necesitarían toda una biblioteca para analizarlos con el detenimiento y la profundidad que merecen, me temo que listar en apenas este comentario todo lo que nos puede ocurrir a lo largo de este año de reparto de vacunaciones y de fondos europeos es misión imposible.

Atisbamos el nuevo año, nos adentramos por los que podrían ser los ‘infelices años veinte’, destrozados por la pandemia, por el estallido de nuestra Historia --ahí sigue, en Abu Dabi, el hombre que ejerció la Jefatura del Estado durante casi cuarenta años--, por los temores económicos. Y sin haber podido o sabido analizar a fondo lo mucho que en estos doce meses nos hemos visto forzados a cambiar; tanto es lo que nos han cambiado el virus maldito y otras muchas cosas que nos han ocurrido.

A 2021 le podríamos llamar, sin saber qué puede pasarnos además de lo previsible, el Año de la Vacuna. Bah, demasiado obvio. ¿El Año en el que se reinventó la Monarquía? Algo ampuloso. ¿El Año en el que Pablo Iglesias tuvo, políticamente, su merecido? Hum... ¿Quizá el Año en el que, seamos optimistas, se llegó a una conllevanza en Cataluña? Eso es apenas un mero deseo quizá sin mucho fundamento.

Puestos a darse a la euforia, me gustaría hablar del Año de la Gran Reforma, del Gran Pacto Político, del Año de la Reconciliación entre las dos Españas; pero sospecho que todo ello sería demasiado utópico.

Y uno, a estas alturas y con todo lo que hemos visto en apenas doce meses de gobernación inédita en nuestros anales, de alarmantes estados de alarma, de ruedas de prensa sin repreguntas, ya no se permite el lujo de ser demasiado optimista.

Nos queda, sí, la sociedad civil, pero está, aquí y ahora, como anestesiada, algo groggy. Pero no KO. Puede que, al final, acabemos, algún día espero que no muy lejano, titulando como el Año del Gran Despertar. Vaya usted a saber: etiquete usted mismo. Feliz año de la Incógnita.  

 

(Casi) todo lo que nos pasará, o no, este 2021

Te puede interesar