TINO niega que, pese a haber despedido a tres entrenadores –Fernando Vázquez, Víctor Fernández y Víctor Sánchez del Amo– en dos años y medio, sea de gatillo fácil con los técnicos. Habrá que darle la razón; sería más acertado hablar de gatillazos, ya que las tres relaciones fueron más breves de lo previsto. Menos mal que, como buen cristiano, ha hecho propósito de enmienda y ha decidido que un profesional, Richard Barral, se encargue de las cuestiones deportivas. Ahí radicaba precisamente el problema hasta ahora, en que el presidente había depositado su confianza en aficionados.