La recién nombrada alcaldesa de La Coruña tiene mucho trabajo por hacer y el tiempo de gracia otorgado por la oposición y la ciudadanía se va agotando. Próximos a cumplir los cien días de mandato, hay muchas cosas que se están moviendo, aunque los resultados no son los apetecidos. Estos tardan en llegar y no lo hacen en ocasiones como uno quisiera que fuese. La celeridad no es una cuestión de éxito; este se basa en la constancia en el trabajo día a día y la señora alcaldesa tiene mucho tajo por delante. Por tanto, esos cien días de gracia habrá que ampliarlos, ya que se quedan cortos si se tiene en cuenta todo el trabajo que le han dejado sus antecesores. Ponerse a revisar todo y determinar sus prioridades a cada tema lleva mucho tiempo, pero la oposición le exigirá resultados; excepto la Marea, que no tiene razón alguna para levantar la voz, sino más bien para callar, al no haber sabido afrontar el desafío que se le entregó en su momento.
Uno de los temas más calientes y acuciantes para la alcaldesa es dar prioridad al centro de salud de la Falperra, en el cajón de los olvidos durante más de cuatro años, sin explicación razonable alguna, solo por el interés de que “se haga como digo y sino, no se hace”. Pues bien no se hizo nada de nada y esta es una deuda prolongada en el tiempo en perjuicio del vecindario, que desea un centro de salud como se merece y a la altura de sus necesidades, incluido su mercado, que no se puede abandonar como un chisgarabís. El proyecto ya estaba aprobado y listo para su ejecución, pero con el cambio de corporación se quedó en aguas de borrajas. Ahora toca retomar el proyecto y actuar rápidamente para desagraviar el ánimo del vecindario y hacerlo tal y como deseaban aquellos sufridos vecinos del barrio de la Falperra. Llevan mucho tiempo luchado y tienen todo el derecho a que se les escuche y se les den las disculpas y formalidades que se precisen. Ellos han reclamado lo que les correspondía y una corporación hizo caso omiso de sus necesidades. Ahora toca, por fin, dar inicio al proyecto soñado por aquella amplia barriada.
Otro de los temas candentes del momento es la limpieza viaria de la ciudad coruñesa, que deja mucho que desear. Se van haciendo pequeñas cosas, pero la suciedad campa en las calles y las muy céntricas necesitan que se les pase una manguera, porque la tienen tan agarrada y de tanto tiempo que su negrura brilla en el asfalto, con un olor nauseabundo que repele al pasar la vía. Y es hora de dar la batalla a esta suciedad para cambiar la imagen de La Coruña y convertirla en una ciudad de buenos olores y de limpieza. Tampoco hay que olvidarse de las pintadas y actuar contra los que ensucian la ciudad de forma tan poco cívica. En cuanto a los excrementos de los perros, hay dueños que pasan de recogerlos y los dejan al pairo; como no hay vigilancia en las calles, el que le toca pisar se acuerda de todos los santos y no para bien, así que en este punto también conviene poner remedio y cuanto más pronto mejor para todos.
Estos son ligeros apuntes, para que nuestra alcaldesa no olvide que son temas que preocupan al vecindario y de forma preferente, entre otros.