Es bien sabido que el pensamiento de Popper bascula en torno a la defensa de la democracia, de la tolerancia y del respeto a la persona. En este sentido, llama la atención, aunque no tanto, que el último ensayo del filósofo hubiera tratado, lo sabe poca gente, sobre la degradación de la televisión, un medio de comunicación que influye demasiado sobre la vida y las decisiones de las personas más frágiles y vulnerables. Popper, tras criticar esa idea tan extendida de que se debe ofrecer a la gente lo que la gente pide, aprovecha para advertirnos sobre el peligro que encierra: “la democracia consiste en poner bajo control al poder político. No debe haber ningún poder político incontrolado en una democracia. Ahora que resulta que la televisión se ha convertido en un poder político colosal, potencialmente se puede decir que es el más importante de todos (...). Una democracia no puede existir si no pone bajo control a la televisión...”